Por Amadeo Lukas*.
Charlamos con una de las mejores cantantes argentinas acerca de una serie de presentaciones que tiene por delante presentando su último registro discográfico, denominado Volumen 2; no porque sea su segundo trabajo, sino porque es la continuidad de otro disco titulado Trece Canciones de Amor, grabado con el guitarrista Ricardo Lew en la década pasada.
Y justamente sobre este notable y experimentado músico empezamos a conversar:
“Ricardo es fundamental en este proyecto –comentó Ligia-, lo conozco desde mis comienzos y he trabajado con él en muchas ocasiones, pero fue con ese trabajo que logramos ese gran e ideal encuentro musical. Por eso ahora repetimos la experiencia junto a otros dos excelentes músicos, Oscar Giunta en batería y Pablo Motta en contrabajo”.
-¿Cuál fue tu criterio al seleccionar el repertorio?
-Lo hicimos entre los dos, porque si bien yo soy la cantante y la que convoca al público, quería que Ricardo se sienta a gusto con las canciones que íbamos a presentar. Y él tiene gustos que los acercan más al pop, a la balada rock, es muy fan de Los Beatles y de artistas afines como Elton John, por eso en el disco y en los shows están presentes composiciones como Your song y Blackbird, y otras de generaciones anteriores como Fever o What a wonderful world. Después de aquel disco Trece canciones de amor, la verdad que nos dimos un tiempo largo para volver, y en el medio, cuando empezamos a grabar de nuevo con Ricardo, llegó la pandemia, y ahí hubo un paréntesis en el que perdimos mucho material grabado, a causa de las distintas complicaciones que trajeron las restricciones y el aislamiento. Así que tuvimos que volver a seleccionar canciones y volver a grabar algunas de ellas y otras no. Finalmente quedaron las mejores, entre las que perdimos y las que volvimos a elegir. Ricardo dice que ya tocó con 3 generaciones de esta familia: con mi madre Rinaldi, conmigo, y ahora con mi hija Elisa.
-A propósito, ¿cómo fue que se dio que ella grabe con vos una hermosa canción como It’s a lovely day today, que quedó aún más linda con la afinada voz de tu niña?
-Fue como un juego, ella ya venía tarareando esa canción hacía rato cuando me escuchaba ensayarla, y me parecía ideal para una nena porque tiene una letra que justamente no habla de situaciones amorosas o dramáticas, sino que se refiere a un lindo día de sol. Se lo propuse y Elisa ya quería cantarla en vivo conmigo y yo le dije que mejor la grabemos antes, así ya la tiene más trabajada, y así fue, la grabamos juntas y quedó muy bien. Mi hija me hace acordar a mí cuando niña, que emulaba mucho a mi mamá cuando cantaba, me ponía frente al espejo y quería ser una gran cantante igual que ella.
-¿Tus otros dos hijos varones también apuntan a la música o no tanto?
-No, mis hijos Alex y Román apuntan más al deporte, uno con el básquet y el otro con el fútbol. Pero también cantan y lo hacen muy bien. Veremos más adelante qué es lo que toma más fuerza en sus vocaciones, en la que también hay otras inquietudes, como por ejemplo el diseño digital por parte de Román, y Elisa hace gimnasia artística.
-¿Cómo vienen estas 4 presentaciones que tenés por delante en el bar Bebop Club? ¿Presentás el disco por primera vez?
-No, la primera presentación fue en Mar del Plata el sábado 6 de julio en el Espacio Chauvin. Ahí oficialmente se produjo el estreno de Volumen 2. Fue una hermosa noche con Ricardo al mejor nivel, con un público muy cálido, donde me desenvolví con mucha soltura y además participó Elisa.
-¿Cómo está tu vínculo familiar y artístico con Susana Rinaldi y Osvaldo Piro, tus dos talentosos y renombrados padres?
-Siempre hay algunas ocasiones en que surge algo en el que podemos compartir música en distintos escenarios. Recuerdo siempre un gran ciclo que compartí con mi madre La Tana en el teatro Maipo y hace poco vengo de cantar con mi padre en La Falda, Córdoba, donde él vive hace muchos años. Hicimos tres tangos, Nada, Tú y El día que me quieras, ese último lo interpretamos con el cantante de su orquesta, Marcelo Santos. Fueron muy lindos momentos en un concierto suyo. Y por otra parte está el trabajo conjunto entre Susana y Osvaldo titulado Reencuentro, que ya tuvo un disco y conciertos en el teatro Coliseo y que en cualquier momento pueden volver a repetir.
-¿Te considerás una cantante de jazz o no te gusta que te etiqueten en un género determinado?
-Sí, prefiero que no me encasillen. Me gusta ser versátil y variada a la hora de interpretar distintos géneros musicales, escucharme en distintos formatos. Hago lo que me gusta en la vida y eso es un gran valor. Por ejemplo, después de arrancar y dedicarme más de una década al género jazzístico, tuve un vuelco en mi carrera y empecé a cantar música nacional y latinoamericana, acompañada por un gran músico y arreglador como Popi Spatocco, que había trabajado durante un gran período con Mercedes Sosa, y grabamos un disco con este repertorio, Las flores buenas. Esta actividad me ha conectado a través del tiempo con gente muy hermosa, y eso es un motor fundamental en mi tarea como cantante. Y el mejor ejemplo actual es este trabajo junto a Ricardo Lew, como producto discográfico y también escénico. Bellas canciones que siempre queremos volver a escuchar.
* Diario de Cultura / La Maga
