Al enfrentarse a la lectura de sus libros ineludibles, es difícil para cualquier amante de la poesía no quedar tocado con los poemas de su autor, el peruano César Vallejo. Un poeta, lo sabemos, extraordinario, y dotado de recursos de los cuales es dueño absoluto. Desde el surrealismo vanguardista de Trilce (1922), a las rimas fluidas y no forzadas de Los heraldos negros (1918).
Pero su vida tiene mucho de llamativo. Por causa de un incendio en su natal Santiago de Chuco, en 1920, Vallejo debió purgar 112 días en prisión por –supuestamente– haber sido uno de los causantes, cosa que nunca ha quedado del todo clara. Tras salir de la cárcel con una libertad provisoria a la espera de un nuevo juicio, literalmente escapó del Perú con rumbo a Francia para no volver jamás. Sabía que apenas pisara nuevamente El Callao tendría que volver a prisión.
Y como en toda vida de película, lo de Vallejo en París incluyó mudanzas constantes, una expulsión debido a actividades políticas (aunque después se le permitió volver), mucha bohemia, y una esposa, Georgette. La muerte del peruano, el 15 de abril de 1938 trajo solo dudas. Hasta ahora tampoco existe una certeza absoluta de cuál fue la causa exacta de su deceso. Lo único que hay, es una novela que explora esos días finales de Vallejo, se llamó Monsieur Pain y la escribió Roberto Bolaño en 1984.
Una nueva biografía del poeta, vía Ediciones UDP, ha indagado en ese y otros detalles. Se llama El hombre más triste, retrato del poeta César Vallejo, y su autor es el periodista y escritor peruano Daniel Titinger. La labor de realizar un perfil biográfico no le era desconocida, puesto que en 2014 publicó Un hombre flaco, con la vida de otro escritor peruano, Julio Ramón Ribeyro.
“Vallejo es casi un dios, está en el parnaso, resulta inalcanzable, aunque la paradoja es que sus versos son cercanos y actuales. La vida de los dioses se suele construir con mitos y leyendas, pero un perfil, el género literario en el que me siento más cómodo, va de seres humanos y sus pasiones, sus fobias, sus bondades y sus maneras de ser perversos. Desde que me propusieron escribir un libro sobre Vallejo, y desde que acepté, asumí que mi tarea era comprender quién había sido Vallejo y no quién queremos que sea”, señala Titinger a Culto.
“Que Vallejo sea uno de los mejores poetas de todos los tiempos no lo hace distinto a cualquiera. Parafraseándolo, él también tose y se peina. He escrito este libro con honestidad y con respeto a su obra, que es monumental, pero a veces, mientras escribía el libro, pensaba que quienes hoy lo idolatran, de haberlo conocido, quizá no se atreverían a ser amigo suyo”, añade Titinger.
EXPLORANDO LA VIDA DE VALLEJO
Dice el autor “Casi al inicio de mi investigación busqué a un biógrafo inglés de César Vallejo. Intercambiamos un par de correos, pero luego desapareció. Dejó de responderme. Ese silencio me hizo ver que era innecesario recurrir a vallejólogos tan afamados, que de alguna manera se han apropiado de la vida y obra del poeta, tal y como pasaba cuando la viuda de Vallejo, Georgette, aún vivía. Lo que tenían que decir ya lo dijeron. Preferí escuchar y luego darle voz a gente en muchos casos anónima, quienes tenían historias por contar que iluminaban en algo la vida del poeta. También me sucedió que algunos aceptaron hablar, pero no querían que pusiera sus nombres. Hay un pasaje en el libro en el que narro una conversación con uno de ellos. No querían aparecer porque iban a contarme cosas de Vallejo que justamente esos grandes vallejólogos nunca cuentan, como si fuera un pecado decir ciertas cosas.”

Fuente: La Tercera